lunes, 17 de junio de 2013

La Escuela y los Textos


Ana María Kaufman
María Elena Rodriguez

No existe una única tipología, sistemática y explicita. Estas tipologías reflejan en mayor o menor medida nuestras propias intuiciones como hablantes/oyentes de una lengua.
La necesidad de establecer tipologías claras y concisas obedece, fundamentalmente, a la intención de facilitar la producción y la interpretación de todos los textos que circulan en un determinado entorno social.

Ante la existencia de distintos tipos de textos como lo son los periodísticos, las noticias, artículos de opinión, crónicas columnas, entrevistas, textos literarios como lo son los cuentos, los poemas, las novelas, las obras de teatro por estas se construyeron tres momento, cuyos resultados son los siguientes: Selección de aquellos textos que aparecen con mayor frecuencia en la realidad social y escolar. Búsqueda de criterios de clasificación validos para un ordenamiento coherente y operativo de los textos seleccionados.

Caracterización lingüística  simple de los distintos tipos de texto, con los rasgos de mayor relevancia de cada uno de ellos, tanto en el nivel oracional como en el textual.
Los textos manifiestan las diferentes intenciones del emisor: buscan informar, convencer, seducir, entretener, sugerir estados de ánimo. Es posible categorizar los textos teniendo en cuenta la función del lenguaje que predomina en ellos. Los textos nunca se construyen en torno a una única función del lenguaje, siempre manifiestan todas las funciones, pero privilegian una.
Una de las funciones más importantes que cumplen los textos usados en el entorno escolar es la función de informar, la de hacer conocer el mundo real, posible o imaginado al cual se refiere el texto, con un lenguaje conciso y transparente. Los textos con predominio de la función literaria del lenguaje tienen una intencionalidad estética. La interpretación del texto literario obliga al lector a desentrañar el alcance y la significación de los distintos recursos usados y su incidencia en la funcionalidad estética del texto.

Los textos que privilegian la función apelativa del lenguaje intentan modificar comportamientos. Pueden incluir desde las ordenes más contundentes hasta las formulas de cortesía y los recursos de seducción más sutiles para llevar al receptor a aceptar lo que el autor le propone, a actuar de una determinada manera, a admitir como verdaderas sus premisas.

Los textos en los cuales predomina la función expresiva del lenguaje manifiestan la subjetividad del emisor, sus estados de ánimo, sus efectos, sus emociones. En estos textos se advierte una marcada tendencia a incluir palabras teñidas con matices afectivos y valorativos.

Los textos en los cuales predomina la trama narrativa presentan hechos o acciones en una secuencia temporal y causal. También es importante la distinción entre el autor y el narrador, es decir, la voz que relata dentro de textos.
Los textos con trama argumentativa comentan, explican, demuestran o confrontan ideas, conocimientos, opiniones, creencias o valoraciones. Se organizan en tres partes: una introducción en la que se presenta el tema, la problemática o se fija una posición; un desarrollo, a través del cual se encadenan informaciones mediante el empleo, en estructuras subordinadas, de los conectores lingüísticos requeridos por los diferentes esquemas lógicos o cognoscitivos y una conclusión.

Los textos de trama descriptiva son todos aquellos que presentan, preferentemente, las especificaciones y caracterizaciones de objetos, personas o procesos a través de una selección de sus rasgos distintivos.

En la trama conversacional aparece, en estilo directo, la interacción lingüística que se establece entre los distintos participantes de una situación comunicativa, quienes deben ajustarse a un turno de palabra.

Los textos epistolares buscan establecer una comunicación por escrito con un destinatario ausente, el cual aparece identificado en el texto a través del encabezamiento. Estos textos reconocen como portador a ese trozo de papel que se denomina carta en relación a las características que contiene el texto.

Presentan una estructura que se refleja claramente en su organismo espacial, cuyos componentes son: el encabezado, que consigna el lugar y el tiempo de la producción, los datos del destinatario y la formula de tratamiento empleada para establecer el contacto; el cuerpo, parte del texto en donde se desarrolla el mensaje, y la despedida, que incluye el saludo y la firma, a través de la cual se introduce el autor en el texto.


Los autores de este libro se proponen romper con esquemas tradicionales y mecanicistas mediante la incorporación en el aula de los textos del entorno social.

miércoles, 12 de junio de 2013

Once ideas claves de cómo aprender y enseñar competencias

Once ideas claves de cómo aprender y enseñar competencias
Antoni Zavala

Un análisis de las características de la formación inicial y permanente de la mayoría de profesiones nos permite apreciar como estas se han centrado en el aprendizaje de unos conocimientos, por encima de las habilidades para el desarrollo de la correspondiente profesión. Una revisión de los programas oficiales de las distintas titulaciones universitarias y de los temarios de las oposiciones para la mayoría de plazas de la administración pública nos permite apreciar como estos están organizados entorno a los conocimientos.

Lo que interesa es que el alumno sepa utilizar en contextos variados los conocimientos de las distintas materias convencionales. No es suficiente saber o conocer un concepto temático o histórico, lo que interesa es la capacidad de aplicar este conocimiento a la resolución de situaciones o problemas reales. Ya en este nivel los cambios que las competencias presentan para la enseñanza son profundos porque, a pesar de la aparente convivencia de los mismos contenidos, la estructura organizativa de la escuela, la gestión de los horarios y la formación del profesorado no están pensadas ni preparadas para una enseñanza que, como veremos, exige un mayor tiempo y una dinámica en el aula muy alejada del modelo tradicional de enseñanza de carácter transmisivo.

Las competencias relacionadas con el saber hacer y el saber emprender, a las que cabe sumar todas aquellas relacionadas con el trabajo colaborativo y en equipo, a los cambios relacionados con las estrategias de la enseñanza implícitas en el aprendizaje de las competencias, le debemos añadir la introducción de unos contenidos que no provienen de las asignaturas tradicionales, lo que comporta la necesidad de la formación del profesorado actual en campos alejados de sus intereses y conocimientos.

El nivel de exigencia en el sistema escolar corresponde a una enseñanza que orienta a sus fines hacia la información integral de las personas. Esto implica que, como hemos visto, el saber y el saber hacer, se añaden a otros dos que son el saber ser y el saber convivir. En consecuencia la introducción en la enseñanza de las competencias es el resultado de la necesidad de utilizar un concepto que dé repuesta a las necesidades reales de intervención de la persona en todos los ámbitos de la vida.

Un ejemplo es utilizar el nivel de competencia lingüística que tienen los habitantes de distintos países. Siendo las habilidades lingüísticas las mismas en cualquier idioma: escuchar, leer, escribir y hablar, l importancia que se atribuye al conocimiento de las habilidades lingüísticas son muy distintas entre las lenguas de la raíz latina y del  inglés.

El paso previo para dar respuesta a la pregunta de qué competencias deben enseñar está estrechamente relacionado con la necesidad de definir y llegar a un consenso sobre cuál debe ser la finalidad de la educación.

Si analizamos las posibilidades actuales de la escuela, veremos que la realidad nos viene a confirmar que ésta no ha sido pensada para llevar a cabo la formación integral de la persona, es decir, capacitarla para dar respuesta a los problemas cotidianos que se le presentaran a lo largo de la vida. En el momento en que la sociedad cree que debe ser responsabilidad de la administración intervenir para que los ciudadanos sean formado en todas sus capacidades y no solo en los ámbitos tradicionalmente académicos, la decisión que hay que tomar consiste en identificar y suministrar los medios oportunos para conseguirlo. Esto representa plantearse si debe constituirse una nueva estructura organizativa que desarrolle estos nuevos fines, o aprovechar y redefinir alguna instancia existente, es decir, crear un nuevo sistema o utilizar la escuela actual.


jueves, 30 de mayo de 2013

REPORTE DE LECTURA

DIDÁCTICA DE LA NARRACIÓN Y DE LA DISERTACIÓN
HANS AEBLI

En este texto el autor da instrucciones a los docentes que trabajan frente a un grupo en el cual la comunicación oral es una base fundamental para el desarrollo de la formación lingüística en el momento de enseñar; también recomienda que hay que adaptarse a la mentalidad del alumno y de la clase.

La adaptación al nivel del desarrollo de los alumnos será importante, ya que toda etapa posee recursos de representaciones, conceptos e instrucciones mentales, esto se refleja en el vocabulario que el niño tiene  de acuerdo a su nivel de edad, por ello el docente tendrá que controlar y modificar y regular el vocabulario que empleara en su clase.

El docente debe de tomar en cuenta el pensamiento infantil, debe adaptar la enseñanza a las exigencias del enfoque de aprendizaje de los niños, esta adaptación es a través de conocimientos de vivencia, los cuales son importantes para ellos, estos deben de ser prácticos. 

Otro aspecto importante es la adaptación de la peculiaridad de cada alumno, para ello debe de tomarse en cuanta el contacto que este tiene con la clase, es decir, que el docente debe de tener la habilidad de percibir si se está dando a entender, debe advertir si se le comprende, el profesor al desarrollar su clase se debe dar a la tarea de observar su propia clase

El docente debe de implementar la colaboración en la clase, para poder brindarle la oportunidad a los estudiantes para poder expresarse, realizando una clase interrogante que beneficie el dialogo entre ellos.

En la narración se toma en cuenta la aclaración y la explicación, prever el surgimiento de otras perspectivas de desarrollo de los temas abordados en clase, dejar imaginar, ilustrar afirmaciones generales mediante ejemplos, generar posturas en clase, hacer volver a referir, volver a repetir, dialogar y representar.
Para concretar los límites de la adaptación a la peculiaridad infantil, el docente debe darse cuenta que todo lo que se opone a hablar con sencillez, utilizar razonamientos claros y concretos dándoles una forma sencilla que le resulte accesible al conocimiento de vivencias al niño, y su capacidad de reflexionar sobre los acontecimientos de la clase, son aspectos que obstaculizan el desarrollo de una capacidad narrativa y  disertiva.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Como enseñar a hacer cosas con las palabras

Como enseñar a hacer cosas con las palabras
Carlos Lomas

Tradicionalmente la enseñanza de la lengua y de la literatura en la educación secundaria se ha centrado en el estudio de la estructura formal de la lengua, de los autores y de las obras más representativas de la literatura. El estudio gramatical de la lengua se conjugaba con el estudio de la historia de la literatura hasta el punto de que los programas de enseñanza eran un fiel reflejo  de esta doble orientación de la educación lingüística y literaria. Sin embargo el profesorado años atrás ha venido constatando como a menudo esta forma de entender la educación lingüística y literaria ha sido capaz de contribuir al desarrollo de las habilidades orales y escritas de los alumnos, además de mostrarse estéril para el fomento de hábitos lectores y de actitudes de aprecio por el hecho literario. Por el contrario, el alumnado se limitaba a estudiar algunos conceptos gramaticales, a aprender una serie de habilidades en torno al análisis sintáctico de oraciones y a memorizar las características de un movimiento literario con el fin de ir superando con éxito las diversas evaluaciones académicas.
Es obvio que el dominio de las habilidades del hablar, del leer, del entender y del escribir sigue justificando la presencia de los contenidos gramaticales en el aula de lengua y literatura. El desarrollo de las habilidades lingüísticas exige hacer compatible el aprendizaje del uso lingüístico con la reflexión sobre ese uso y orientar las actividades metalingüísticas a fomentar la conciencia de cada alumno o alumna sobre los mecanismos discursivos que se utilizan en cada situación y en cada contexto de comunicación. El lenguaje constituye un tema habitual de conversación en la vida cotidiana de las personas.
La enseñanza de la lengua ha sido básicamente enseñanza de la gramática, pese a que los principios gramaticales de la lengua castellana no orientaron sus obras hacia los hablantes nativos, la gramática enseñada por otra parte ha estado fuertemente caracterizada por el normatismo y el nacionalismo de ahí la insistencia de los aspectos correctivos y los esfuerzos por lograr la memorización de las definiciones de los paradigmas.
Hoy en día no existe una gramática, sino diversos enfoques de los estudios gramaticales, lo que implica la necesidad de una evaluación a lo que debe seguir en rigor una elección.
Los estructuralistas se esforzaran por superar los defectos y las contradicciones en que habían incurrido los gramáticos tradicionales, los comparistas y los neo gramáticos.
El estudio de la lengua en sí misma, es considerado de una manera autónoma, entendida como un sistema social y abstracto cuyos elementos se han de analizar en función de su pertenencia al sistema y desde una perspectiva sincrónica proporcionara un marco teórico de gran productividad analítica. El sistema lingüístico se concibe estructurado en niveles y el análisis de las unidades de cada nivel se realizara a partir de criterios formales y funcionales.
En el área filosófica española, el estructuralismo no tarda en encontrar seguidores que plica la teoría de esta escuela al análisis de la lengua española. A partir de los años cincuenta aparecen estudios, tanto de fonología como de gramática que abordan los problemas del español desde la perspectiva teórica y metodológica del estructuralismo.
La lingüística es una de las ciencias humanas con un mayor desarrollo a lo largo del siglo XX. El estudio del lenguaje desde diferentes perspectivas e interés ha originado en las últimas décadas  un caudal de teorías lingüísticas casi infinito. La lengua y el uso lingüístico han sido en el pasado, y son en la actualidad, objeto de una y mil mirada atentas a observar y a analizar tanto los aspectos más formales del sistema lingüístico como las cosas que las personas hacemos con las palabras al hablar, al escuchar, al leer, al entender y al escribir.
El lenguaje es algo enormemente complejo y difícil de abarcar en una sola teoría o interpretación de la lengua. De ahí que el desarrollo de la lingüística en las últimas décadas no haya sido uniforme ni la investigación sobre el lenguaje haya caminado siempre en la misma dirección. En la actualidad el estudio de la lengua y  del uso lingüístico se aborda desde perspectivas y enfoques diferentes y por esta razón en el ámbito de la lingüística contemporánea proliferan distintas teorías sobre el lenguaje que como no puede ser de otra manera, no siempre comparten los mismos intereses ni los mismos métodos de análisis e investigación.
En las últimas décadas, diversas disciplinas, como la antropología, la sociología, o la psicología, han coincidido en su interés por el estudio de los usos lingüísticos y de la comunicación entre las personas. Así, por ejemplo, la antropología de ha ocupado de la indagación sobre las relaciones entre la lengua e identidades culturales mientras desde la sociología se investigaba el papel de los usos lingüísticos en cada sociedad y desde la psicología se estudiaban los procesos cognitivos que intervienen en la adquisición y en el desarrollo del lenguaje y por tanto sus efectos en el ámbito de la cognición y del pensamiento.
La sociolingüística tiene estrechas vinculaciones con otras ciencias sociales como la lingüística, la sociología y la lingüística.  Por otra parte es bastante habitual entre sociolingüistas la distinción entre microsociolungüistica y macrosociolingüistica. La microsociolinguistica parte del lenguaje y trata a las fuerzas sociales como factores esenciales que influyen en su estructura. La tarea de la sociolingüística la sistemática de l estructura lingüística y la estructura social.
La psicolingüística se ocupa del estudio de los procesos lingüísticos y cognitivos implicados en la adquisición y en el desarrollo del lenguaje y su influjo en el diseño de programas de enseñanza de las lenguas. La concepción mecanicista del aprendizaje que subyace a los modelos conductistas sobre adquisición y desarrollo del lenguaje pronto fue adoptada por los lingüistas que desde el estructuralismo lingüístico elaboran métodos para la enseñanza de las lenguas. El aprendizaje lingüístico consistirá esencialmente en la apropiación de conocimientos y de hábitos fonológicos, morfológicos y sintácticos mediante metodologías que olvidaban a menudo los aspectos semánticos y pragmáticos implicados en cualquier intercambio comunicativo.
La Pragmática estudia el conjunto de principios y estrategias que regulan el uso del lenguaje en la comunicación. Debe tratar e especificar, por un lado, cuales son los principios que determinan la producción de los enunciados. La novedad de la pragmática no  consiste en decir cosas muy nuevas, sino decirlas bien y en su sitio. Decirlas bien significa decirlas dentro de un marco teórico preciso y coherente en el que se individualicen con claridad los factores decisivos y en el que se delimiten los parámetros y las escalas de variación. Decirlas en su sitio significa no mezclar las características relativas a la estructura de la lengua como código con consideraciones que tomen también en cuenta realidades extralingüísticas.
Gramática y pragmática son dominios complementarios y los son, precisamente, por que se ocupan del mismo objeto desde puntos de vista diferentes: la gramática lo hace como un enfoque formal: la pragmática, desde la perspectiva que contempla la adecuación de los medios a los fines. De la integración consciente de ambas debe nacer una mejor comprensión de la complejidad del lenguaje.
La lingüística del texto estudia la organización del lenguaje, mas allá del límite arbitrario de la oración, en unidades lingüísticas mayores investigando el uso del lenguaje en el contexto de la interacción social. Si el texto es una unidad de comunicación, de lo que se trata según la lingüística del texto es de estudiar la estructura textual que hace posible el intercambio de significados entre hablantes o entre un escritor y sus lectores.
El análisis del discurso surge en la actualidad como un ámbito interdisciplinario en el que convergen algunas de las aportaciones de las teorías sobre el uso lingüístico analizadas en apartados anteriores de este epígrafe. Los análisis del discurso distinguen entre texto y discurso; el texto seria el producto de una emisión lingüística mientras el discurso seria ese texto en su contexto. La noción de contexto abarca tanto el contexto cognitivo como el contexto cultural y el contexto social. El análisis del discurso se ocupa por tanto de estudiar cómo se construye la comunicación verbal y no verbal entre las personas en los contextos socioculturales de la producción y de la recepción de mensajes.
El análisis del discurso es un instrumento que permite entender las prácticas discursivas que se producen en todas las esferas de la vida social en las que el uso de la palabra forma parte de las actividades que ellas  desarrollan. El análisis se puede aplicar a ámbitos como la sanidad, la divulgación del saber, la administración de la justicia, los medios de comunicación de masas, las relaciones laborales.
Los diferentes tipos de textos sirven de marco para descubrir los mecanismos lingüísticos y discursivos de construcción textual. Estos se pueden agrupar en tres grandes niveles de análisis que corresponden con las propiedades textuales: la adecuación o pragmática textual, la coherencia o semántica textual o la cohesión o sintaxis textual.
La adecuación es la propiedad que da cuenta de la relación del texto y su contexto, de cómo el texto, como unidad comunicativa interpreta en relación con una serie de elementos extralingüísticos. Entre los mecanismos de la adecuación cabe considerar aspectos como la relación entre texto y contexto, la comunicación no verbal, el principio de cooperación y las máximas conversaciones en que se concreta.
La coherencia es la propiedad que da cuenta del significado global del texto: que se trata en el, que informaciones se da y como se ha formado esta. Además de incluir el concepto de estructura, se ocupa de aspectos como el tema del texto. La selección de información, la progresión temática y las isotopías.
La cohesión incluye los mecanismos de tipo sintáctico semántico que se utiliza para hacer explicitas las relaciones existentes entre las diferentes partes del texto, sobre todo entre oraciones y entre párrafos. Los mecanismos cohesivos fundamentales son los procesos de referencia.
La tarea y posición del profesor y sus alumnos en el aula deben variar-en
algunos casos radicalmente-. Con una dinámica de la clase basada en la transmisión de contenidos (organizados de una manera acumulativa, sin apenas posibilidad por parte del alumnado de interpretación o cuestionamiento personal) y un profesor convertido en protagonista único y obligado-que propone, disponen, corrige, evalúa y sanciona-, hay pocas posibilidades de afrontar seriamente la mejora del trabajo escrito de los alumnos. Un maestro que motive el aprendizaje, enfatizando sobre la importancia social y cultural de una destreza-como es la escritura-arrinconada, necesariamente, por los medios de comunicación audiovisual y utilizada en el marco escolar-y más a medida que van ganando etapas-como elemento sancionador y clasificador social.La tarea y posición del profesor y sus alumnos en el aula deben variar-en algunos casos radicalmente-. Con una dinámica de la clase basada en la transmisión de contenidos (organizados de una manera acumulativa, sin apenas posibilidad por parte del alumnado de interpretación o cuestionamiento personal) y un profesor convertido en protagonista único y obligado-que propone, disponen, corrige, evalúa y sanciona-, hay pocas posibilidades de afrontar seriamente la mejora del trabajo escrito de los alumnos. Un maestro que motive el aprendizaje, enfatizando sobre la importancia social y cultural de una destreza-como es la escritura-arrinconada, necesariamente, por los medios de comunicación audiovisual y utilizada en el marco escolar-y más a medida que van ganando etapas-como elemento sancionador y clasificador social.La tarea y posición del profesor y sus alumnos en el aula deben variar-en algunos casos radicalmente-. Con una dinámica de la clase basada en la transmisión de contenidos (organizados de una manera acumulativa, sin apenas posibilidad por parte del alumnado de interpretación o cuestionamiento personal) y un profesor convertido en protagonista único y obligado-que propone, disponen, corrige, evalúa y sanciona-, hay pocas posibilidades de afrontar seriamente la mejora del trabajo escrito de los alumnos. Un maestro que motive el aprendizaje, enfatizando sobre la importancia social y cultural de una destreza-como es la escritura-arrinconada, necesariamente, por los medios de comunicación audiovisual y utilizada en el marco escolar-y más a medida que van ganando etapas-como elemento sancionador y clasificador social.La tarea y posición del profesor y sus alumnos en el aula deben variar-en algunos casos radicalmente-. Con una dinámica de la clase basada en la transmisión de contenidos (organizados de una manera acumulativa, sin apenas posibilidad por parte del alumnado de interpretación o cuestionamiento personal) y un profesor convertido en protagonista único y obligado-que propone, disponen, corrige, evalúa y sanciona-, hay pocas posibilidades de afrontar seriamente la mejora del trabajo escrito de los alumnos. Un maestro que motive el aprendizaje, enfatizando sobre la importancia social y cultural de una destreza-como es la escritura-arrinconada, necesariamente, por los medios de comunicación audiovisual y utilizada en el marco escolar-y más a medida que van ganando etapas-como elemento sancionador y clasificador social.


lunes, 6 de mayo de 2013

CARLOS LOMAS

CIENCIAS DEL LENGUAJE, COMPETENCIA COMUNICATIVA Y ENSEÑANZA DE LA LENGUA
CARLOS LOMAS

En el área de Lengua y Literatura el enfoque comunicativo y funcional asumido tanto en el diseño curricular como en los decretos citados debe suponer, más allá de las incoherencias que en algunos momentos se observan entre unos objetivos formulados en términos de competencia discursiva y de mejora del uso comprensivo y expresivo del alumnado y unos bloques de contenidos en los que a veces el peso de lo morfosintáctico.
Las teorías gramaticales, de los fenómenos lingüísticos y su preocupación por el sistema abstracto de la lengua o por la construcción de un modelo formal que dé cuenta de la competencia lingüística del hablante/oyente ideal, no pretenden analizar de forma sistemática y rigurosa los tipos de prácticas discursivas que de forma habitual constituyen la comunicación verbal y no verbal de las personas. Por su parte, la aproximación historicista y formal a los textos literarios, dominante aún en la investigación filológica, ha sido puesta en tela de juicio por su inadecuación como criterio ordenador de una enseñanza de lo literario orientada ahora hacia una comprensión cabal de la plurifuncionalidad del discurso literario y por tanto de las determinaciones de diversa índole que condicionan la producción y recepción de los textos.
Es innegable el interés de los enfoques gramaticales si de lo que se trata es de dar cuenta de algunos aspectos del sistema de la lengua, como los fonológicos o los morfosintácticos, pero parece obvio que la significativa desatención de estas escuelas al estudio de las modalidades de uso, su olvido intencional de los actos de habla o de las normas socioculturales que rigen los intercambios comunicativos y su escasa contribución al análisis de los procedimientos de creación del sentido constituyen insuficiencias más que evidentes si de lo que se trata es de entender la enseñanza de la lengua orientada a una mejora de las capacidades de uso comprensivo y expresivo de los aprendices que les permita la adquisición de las normas, destrezas y estrategias asociadas a la producción de textos orales, escritos e icono verbales y en consecuencia a la apropiación de los mecanismos pragmáticos que consolidan la competencia comunicativa de los usuarios en situaciones concretas de interacción.
La noción de uso aparece así como el eje de enfoques pragmáticos, sociolingüísticos y discursivos sobre la lengua y la comunicación que entienden la actuación lingüística y las prácticas comunicativas en general como un conjunto de normas y estrategias de interacción social orientadas a la negociación cultural de los significados en el seno de situaciones concretas de comunicación. Asistimos pues a un vasto paisaje científico, proteico e interdisciplinar, que con su estudio de los fenómenos reales del lenguaje y de la comunicación está influyendo poderosamente en las posiciones sobre la enseñanza de las lenguas, sus métodos y los modelos de planificación.
El estudio de la lengua
A lo largo de la historia de la humanidad, el hecho lingüístico ha sido uno de los interrogantes que ha despertado un interés constante. Desde los primeros filósofos hasta los actuales investigadores en inteligencia artificial, pasando, naturalmente, por filólogos y lingüistas, a lo largo de nuestra historia ha habido personas, disciplinas, escuelas que han tratado de entender la enorme complejidad del lenguaje.
Los estudios sobre el lenguaje y las lenguas han ido progresando, cambiando de orientación, diversificándose, en función de los diferentes estadios del desarrollo científico e intelectual, de los diferentes objetivos que los propios investigadores se proponían alcanzar y de las necesidades que el desarrollo social exigía.
Durante el siglo XIX, todas las ciencias experimentan notables avances. Viajes, descubrimientos y desarrollo tecnológico son factores que contribuyen decisivamente a este hecho. Los estudios lingüísticos no quedarán al margen. El descubrimiento del sánscrito a finales del siglo anterior y el interés, tan propio de la ideología romántica, por el conocimiento de los propios orígenes influirán en el nacimiento de la gramática histórica.
En las enseñanzas no universitarias, que en este siglo empiezan a extenderse hacia todas las capas de la población en los países occidentales, perviven los modelos tradicionales de la enseñanza de la gramática entendida como el "arte de hablar y escribir correctamente una lengua".
La Gramática Tradicional ha sido objeto de múltiples críticas basadas, sobre todo, en las inconsistencias e incoherencias de sus presupuestos teóricos, en la mezcla de criterios  a la hora de definir las unidades de análisis, en la confusión, muy extendida dentro de esta corriente, entre descripción y prescripción, así como en haberse basado para sus análisis en la lengua escrita, olvidando la primacía de la lengua oral.
Son, también, de gran valor los trabajos que, nacidos de las escuelas comparatistas y neogramáticas, se han dedicado al estudio de la lengua desde una perspectiva externa. La gramática histórica y la dialectología se han desarrollado básicamente gracias a estas corrientes y, si bien los nuevos avances de la lingüística y de otras disciplinas afines permiten hoy enfocar el problema de la variación desde perspectivas más científicas y coherentes, sería injusto no valorar el trabajo realizado desde finales del siglo XIX en esos campos.
1. Estructuralismo, generativismo y enseñanza de la lengua
En el  siglo XX, la aparición de la lingüística estructural cambia radicalmente la forma de acercarse al hecho lingüístico. Los estructuralistas se esforzarán por superar los defectos y las contradicciones en que habían incurrido los gramáticos tradicionales, los comparatistas y los neogramáticos.
El estudio de la lengua en sí misma, considerada de una manera autónoma, entendida como un sistema social y abstracto  cuyos elementos se han de analizar en función de su pertenencia al sistema y desde una perspectiva sincrónica proporcionará un marco teórico de gran productividad analítica. El sistema lingüístico se concibe estructurado en niveles y el análisis de las unidades de cada nivel se realiza a partir de criterios formales y funcionales.
Las diversas escuelas estructuralistas que aparecen durante la primera mitad del siglo XX  producen análisis y trabajos de excelente calidad especialmente en el terreno de la fonología, aunque también en el de la morfología y la sintaxis y en algunos intentos en el campo de la semántica .En el área de la filología española, el estructuralismo no tarda en encontrar seguidores que aplican la teoría de esta escuela al análisis de la lengua española. A partir de los años cincuenta aparecen estudios, tanto de fonología como de gramática, que abordan los problemas del español desde la perspectiva teórica y metodológica del estructuralismo.
No es de extrañar el éxito que ha tenido el estructuralismo en el ámbito de la enseñanza de la lengua. Si se compara con los procedimientos anteriores, esta escuela ofrece ventajas innegables ya que permite un análisis cabal de las oraciones, análisis que permite al alumnado observar las relaciones que mantienen entre sí los diferentes constituyentes de una oración y su estructura jerárquica. Por otro lado, el desarrollo de los estudios estructuralistas en los campos de la fonología y la fonética ha ayudado también enormemente a comprender mejor el complejo proceso del aprendizaje de la lectura y la escritura.
Pero también es cierto que el estructuralismo ha producido una especie de deslumbramiento de efectos negativos. En muchos casos, el análisis gramatical ha llenado un espacio desmedido en la enseñanza de la lengua y se ha descuidado, en su nombre, el objetivo fundamental de la escuela que, como ya hemos repetido en varias ocasiones, debiera ser el proporcionar al alumno instrumentos para desarrollar sus destrezas comunicativas. Puesto que el estructuralismo excluye el habla de su ámbito de estudio, ya que la considera asistemática por estar sujeta a la variación individual, en las clases de lengua también se ha descuidado el uso. Resulta evidente que esta relación de causa-efecto es una falacia ya que la teoría estructuralista no se desarrolla con fines didácticos sino con el objetivo de llegar a una mejor comprensión de la estructura de las lenguas. Pero, desgraciadamente, en muchas escuelas, el trabajo sobre la producción lingüística ha quedado limitado casi exclusivamente al comentario de textos literarios o al de algún que otro texto periodístico. Es cierto que en casi todos los libros de texto se dedican algunas lecciones al tema de la comunicación, pero el uso que se ha hecho de las ideas de Jakobson  sobre ese tema ha sido, casi siempre, mecánico, insuficiente y producto de una mala comprensión de este autor.
La teoría estructuralista ha sido criticada desde la lingüística en muchos sentidos. La filosofía mecanicista y conductista que subyace a ella, la separación de los diferentes niveles del estudio lingüístico, el hecho de que sólo opere con la oración dada, en el nivel superficial, hacen imposible la explicación de grandes parcelas del sistema lingüístico.
La gramática generativa intentará superar, desde su nacimiento, a mediados de nuestro siglo, todas esas deficiencias. Lo que se ha dado en llamar el cambio de paradigma en lingüística propone, en efecto, una visión radicalmente diferente del lenguaje y las lenguas. El lenguaje es considerado como una capacidad innata del género humano que se actualiza en el proceso de adquisición de una lengua determinada, y ese proceso de adquisición no se ve ya como algo mecánico sino como la apropiación, por parte del individuo, del sistema de reglas de una lengua, entendida como un aparato formal. En consecuencia, la tarea del lingüista ha de consistir en la construcción de un modelo que pueda dar cuenta de la competencia lingüística del individuo, de esa competencia que explica la creatividad y la capacidad del hablante para discernir entre la gramaticalidad y la agramaticalidad de cualquier secuencia lingüística producida en su lengua. El objetivo último de la lingüística, así entendida, es el de descubrir, superando las diferencias entre las lenguas, la gramática universal.
Puesto que la forma en que se manifiestan las lenguas es diversa y heterogénea, la teoría generativa parte de la abstracción de considerar un hablante-oyente ideal, esto es, plenamente competente, miembro de una comunidad lingüística homogénea. Los estudios generativos no se ocuparán, por tanto, de la actuación, de la producción concreta de enunciados que realizan los hablantes concretos, sino del conjunto de reglas que posee ese hablante-oyente ideal y que le permite producir y comprender, de forma creativa, cualquier oración gramaticalmente posible.
La gramática generativa supera la idea de que la lengua está dividida en niveles estancos y propone una visión modular mucho más integrada, en la que la lengua aparece articulada en diferentes componentes entre los que el componente sintáctico ocupa el lugar central. La importancia de esta nueva forma de acercarse al hecho lingüístico es innegable y su influencia ha excedido el marco de la lingüística para llegar a otros campos, como el de la psicología. 
La pragmática: juegos de lenguaje, actos de habla y principio de cooperación
Si la semántica se plantea la pregunta "¿Qué quiere decir X?", la pragmática intentará responder  a preguntas del tipo:
  • "¿Qué quieres decir con X?"
  • "¿Cómo hemos de decir X para hacer lo que queremos?"
  • "Qué hacemos al decir X?"
  • "¿Qué principios/máximas/reglas de juego regulan nuestra actividad lingüística?"
  • "¿Qué diferencia hay entre lo que queremos decir, lo que decimos y lo que decimos sin querer?"

El punto de partida de la pragmática es la consideración de "el hablar" como "un hacer". La lengua es su uso, y ese uso es siempre contextualizado. Como señala Levinson, "la pragmática es el estudio de la capacidad de los usuarios de una lengua para asociar oraciones a los con-textos en que dichas oraciones son apropiadas". El objeto de la pragmática será el estudio de la lengua en su contexto de producción. Desde esta perspectiva, se entiende por contexto no sólo el "escenario" físico en que se realiza una expresión sino también el bagaje de conocimientos que se asume como compartido entre los participantes en un encuentro comunicativo. Ese conocimiento compartido es el que asegura el entendimiento de los hablantes y permite poner en funcionamiento todo un juego de presuposiciones. El acto comunicativo no se entiende como algo estático, ni tan siquiera como un proceso lineal, sino como un proceso cooperativo de interpretación de intencionalidades. Al producir un enunciado, el hablante intenta hacer algo, el interlocutor interpreta esa intención y sobre ella elabora su respuesta, ya sea lingüística o no lingüística. Tanto el proceso de manifestación de intenciones como el proceso de interpretación exigen que los interlocutores compartan una serie de convenciones que permitan otorgar coherencia y sentido a los enunciados que se producen, sentido que va más allá del significado gramatical de las oraciones, como se pone de manifiesto en los enunciados indirectos.
El juego de lenguaje es el uso reglamentado del lenguaje. En el proceso de adquisición de una lengua, lo que se adquieren son, precisamente, esas reglas de uso socialmente marcadas que debemos aprender a usar en diversas situaciones y contextos y que, si bien son implícitas, están en el propio uso, ni están por debajo de él ni son diferentes a él.
La teoría de los actos de habla, formulada por Austin y desarrollada especialmente por Searle, propone una explicación del uso lingüístico basada en la observación de que cuando producimos un enunciado se realizan simultáneamente tres actos: el acto locutivo, el acto ilocutivo y el acto perlocutivo.
La sociolingüística empieza a desarrollarse en los años cincuenta con los trabajos de Weinreich sobre las consecuencias del contacto de lenguas, los de Haugen sobre el comportamiento de los inmigrantes bilingües en Estados Unidos , los primeros análisis de Gumperz sobre la situación sociolingüística en la India y la presentación, por parte de Ferguson, de la distribución social de las variedades lingüísticas.
El objeto de la sociolingüística es el uso lingüístico. Esto implica que se presta una atención especial a los agentes  de ese uso . Los usuarios de la lengua son considerados como miembros de comunidades de habla, y una de las características esenciales de la comunidad de habla es su diversidad lingüística; se parte de la idea de que sus miembros pueden hablar más de una variedad o más de una lengua. La totalidad de los recursos lingüísticos de los hablantes constituye su repertorio verbal. La sociolingüística, pues, centra su interés en la diversidad de usos lingüísticos que constituyen el repertorio verbal de cada comunidad de habla y en las determinaciones socioeconómicas que condicionan el acceso a los registros de uso así como a los filtros culturales  que determinan  un acceso desigual a los usos "legítimos" de la lengua y relegan las variedades ilegítimas a las posiciones más bajas de la jerarquía de los estilos expresivos.
Para los etnógrafos de la comunicación, la competencia comunicativa es un conjunto de normas que se va adquiriendo a lo largo del proceso de socialización y, por lo tanto, está socioculturalmente condicionada. Los antropólogos lingüistas han demostrado que las normas comunicativas varían de cultura a cultura, e incluso de un grupo cultural a otro. A medida que nos vamos relacionando con diversas personas, en contextos diversos, hablando sobre temas diferentes, vamos descubriendo y apropiándonos de las normas que son adecuadas para las diferentes situaciones comunicativas en que nos encontramos. La noción de competencia comunicativa trasciende así su sentido de conocimiento del código lingüístico para entenderse como la capacidad de saber qué decir a quién, cuándo y cómo decirlo y cuándo callar.
Al aprender a hablar, pues, no sólo adquirimos la gramática de una lengua sino que también aprendemos sus diferentes registros y la manera apropiada de usarlos según las normas de nuestro ambiente sociocultural. El concepto de competencia comunicativa se refiere tanto a la competencia lingüística como a la competencia pragmática: el componente sociolingüístico, que nos permite reconocer un contexto situacional determinado, distinguirlo de otros y, por lo tanto, seleccionar las normas apropiadas de comportamiento comunicativo, la variedad o variedades lingüísticas adecuadas, etc.; el componente discursivo, que nos permite construir enunciados coherentes en cooperación con el interlocutor, y el componente estratégico, gracias al cual somos capaces de reparar los posibles conflictos comunicativos e incrementar la eficacia de la interacción.
Las normas comunicativas abarcan, pues, conocimientos verbales y no verbales, normas de interacción y de interpretación, estrategias para conseguir las finalidades que se persiguen y conocimientos socioculturales. Lógicamente, cuando en un encuentro comunicativo los interlocutores poseen normas diferentes, pueden producirse conflictos comunicativos y malentendidos.
Algunos enfoques actuales sobre la adquisición y el aprendizaje del lenguaje revisten como es obvio un interés innegable para la didáctica de las lenguas. Así, por ejemplo, los enfoques racionalistas, con la irrupción de las ideas de Chomsky en los sesenta como punto de partida, insisten en atribuir a factores biológicamente innatos los procesos de desarrollo del lenguaje en los niños y en las niñas. Parten como hipótesis de trabajo de la afirmación de la existencia de una gramática innata, universal, común a todos los seres humanos, entendida como un mecanismo genético  que les permite descubrir las unidades, estructuras y reglas de combinación del lenguaje. El lenguaje así entendido es un sistema de reglas para cuyo manejo el ser humano está dotado en condiciones formales de desarrollo y ello explica una concepción psicolingüística de la creatividad lingüística concebida como la capacidad natural de la raza humana para comprender y producir un número infinito de enunciados a partir de un número limitado de reglas combinatorias.
Los avances teóricos y metodológicos de las disciplinas que acabamos de comentar han contribuido en gran medida a que desde la lingüística se haya planteado el estudio de unidades supraoracionales como objeto central de investigación. La Lingüística del Texto, el Análisis del Discurso y la Sociolingüística Interaccional coinciden en proponer el estudio sistemático de la producción lingüística contextualizada, si bien cada una de estas corrientes ha puesto el acento en unos aspectos determinados de ese uso y presenta particularidades metodológicas y analíticas propias.
La Lingüística del Texto comienza en el punto en que la lingüística oracional deja de proporcionar explicaciones adecuadas a los fenómenos lingüísticos. Si en sus comienzos se ocupó del análisis de ciertos aspectos lingüísticos que operan en la construcción de los tiempos verbales, el uso del artículo, los elementos deícticos situacionales, el orden de las palabras, pronto surgieron cuestiones como la existencia de un plan textual subyacente, los mecanismos de cohesión, los mecanismos de coherencia y la coincidencia de emisión-recepción  que exigían un tratamiento pragmático y, a la vez, la recuperación de los trabajos de retórica.
La Lingüística del Texto estudia la organización del lenguaje más allá del límite arbitrario de la oración en unidades lingüísticas mayores, como la conversación, investigando el uso del lenguaje en el contexto de la interacción social.La Lingüística del Texto y la Pragmática coinciden necesariamente en su concepción del juego de la acción comunicativa: el lenguaje jamás se produce aisladamente, sino en relación con los factores no lingüísticos, en el marco de los procesos interactivos de la comunicación.
La mayor diferencia que existe entre el análisis lingüístico oracional y el pragmático textual radica en la consideración del papel de los interactuantes en la situación comunicativa: su mutua contribución a la construcción del sentido y el manejo competente de los contextos comunicativos son esenciales para entender los mecanismos que rigen la producción y la comprensión lingüística. La teoría que estudie la comunicación lingüística deberá investigar el lenguaje en su funcionamiento real en el contexto comunicativo.
La tarea de la lingüística del texto consiste en desarrollar una teoría explícita que dé cuenta de la producción y recepción de textos lingüísticos en el marco de los procesos comunicativos. Por lo tanto, del mismo modo que recupera la retórica, integra las aportaciones que la pragmática, la antropología y la sociología ofrecen en este terreno.
La noción de contexto abarca tanto el contexto cognitivo, como el contexto cultural  y el contexto social. La referencia al contexto es la que permite explicar las presuposiciones y las inferencias en las que se basan la producción y la comprensión discursivas.
La Sociolingüística Interaccional arranca de la tradición antropológico-lingüística de la etnografía de la comunicación e incorpora las aportaciones de la pragmática filosófica, la psicología social de orientación cognitiva, la sociología interacional, el análisis del discurso y los estudios de inteligencia artificial que puedan ayudar a la comprensión del uso lingüístico situado. Los estudiosos que se enmarcan dentro de esta corriente, cuyo máximo representante es Gumperz (1982a, 1982b), consideran la lengua como uno de los elementos que constituyen la realidad social y cultural de los grupos humanos. A la vez, consideran que el uso lingüístico es expresión y síntoma de esta realidad, puesto que el mundo socio-cultural se construye, se mantiene y se transforma a través, en gran parte, de las interacciones comunicativas.
Puesto que su objeto de estudio es el uso lingüístico situado, proponen un análisis que se caracterice por su multidimensionalidad; un modelo que dé cuenta de la producción lingüística debe integrar los factores verbales y no verbales de la comunicación así como los factores cognitivos, situacionales y socioculturales. En un encuentro comunicativo, los participantes deben poner en funcionamiento múltiples competencias que abarcan todos esos factores y que constituyen su competencia. El profesorado del área, que debe, según la ley, planificar a partir de este currículo un proyecto curricular y unas programaciones que lo desarrollen, se encuentra, pues, con dificultades derivadas de las contradicciones que se dan ya en convertirse en argumento para justificar métodos o programas que intenten recuperar la coherencia entre concepción general del área y fines sociales de su enseñanza, por una parte, y el resto de los elementos del currículo. Si, además, pretendemos que el proceso de planificación sea un proceso consciente que conduzca paulatinamente a una "desalienación" del trabajo del profesor, en el sentido apuntado por Rozada, la búsqueda de la coherencia entre los elementos del currículo, las distintas fuentes y los diversos niveles de planificación se convierte en una exigencia inexcusable.
En el trabajo de planificación didáctica, entendido ya como trabajo del profesor, cabe distinguir tres momentos o niveles relacionados entre sí, de acuerdo con lo sugerido por Cascante: un primer nivel corresponde a la definición de un método general, en el que, partiendo de los fines que se asumen para la enseñanza del área y de una concepción general de la misma se toman decisiones a la luz de las distintas fuentes  en relación con un modelo didáctico descriptivo de los procesos de enseñanza-aprendizaje. El segundo nivel corresponde a la planificación estricta de la práctica; en él, de acuerdo con el método previamente diseñado, se toman decisiones sobre la estructura general de las lecciones o unidades didácticas que, organizadas en secuencias de aprendizaje, darán lugar a las distintas programaciones del curso, ciclo o etapa de que se trate. Finalmente, el tercer nivel supone la previsión de los mecanismos de seguimiento y evaluación del propio proyecto didáctico, que deben permitir establecer relaciones entre el método, las programaciones y los resultados de la práctica diaria, de modo que sea siempre posible una revisión de cualquiera de estos instrumentos en función de ese análisis de sus relaciones.
No disponemos aquí de espacio para pormenorizar algunas propuestas que hemos ido elaborando sobre estos diversos elementos de planificación (19). No obstante, convendría indicar, al menos, algunas de las condiciones que deberían presidir ese trabajo de planificación. A nuestro entender es fundamental respetar la coherencia entre los diversos niveles apuntados, la expresión de los fines generales del área y el enfoque general que hayamos adoptado para su enseñanza. Como señala Ignasi Vila (1989), la pretensión de desarrollar un enfoque comunicativo para la enseñanza de la lengua requiere no quedarse en la mera etiqueta, pues bajo la denominación de "enfoques comunicativo-funcionales" se esconden propuestas muy diversas y hasta contradictorias. Si adoptamos ese enfoque para la enseñanza de nuestra área, junto con los fines generales como los expuestos más arriba, las decisiones que tomemos sobre cada nivel de planificación deberán respetar el principio general de coherencia al que nos referíamos.