Once ideas claves de
cómo aprender y enseñar competencias
Antoni Zavala
Un análisis
de las características de la formación inicial y permanente de la mayoría de
profesiones nos permite apreciar como estas se han centrado en el aprendizaje
de unos conocimientos, por encima de las habilidades para el desarrollo de la
correspondiente profesión. Una revisión de los programas oficiales de las
distintas titulaciones universitarias y de los temarios de las oposiciones para
la mayoría de plazas de la administración pública nos permite apreciar como
estos están organizados entorno a los conocimientos.
Lo
que interesa es que el alumno sepa utilizar en contextos variados los
conocimientos de las distintas materias convencionales. No es suficiente saber
o conocer un concepto temático o histórico, lo que interesa es la capacidad de
aplicar este conocimiento a la resolución de situaciones o problemas reales. Ya
en este nivel los cambios que las competencias presentan para la enseñanza son
profundos porque, a pesar de la aparente convivencia de los mismos contenidos,
la estructura organizativa de la escuela, la gestión de los horarios y la formación
del profesorado no están pensadas ni preparadas para una enseñanza que, como
veremos, exige un mayor tiempo y una dinámica en el aula muy alejada del modelo
tradicional de enseñanza de carácter transmisivo.
Las
competencias relacionadas con el saber hacer y el saber emprender, a las que
cabe sumar todas aquellas relacionadas con el trabajo colaborativo y en equipo,
a los cambios relacionados con las estrategias de la enseñanza implícitas en el
aprendizaje de las competencias, le debemos añadir la introducción de unos
contenidos que no provienen de las asignaturas tradicionales, lo que comporta
la necesidad de la formación del profesorado actual en campos alejados de sus
intereses y conocimientos.
El
nivel de exigencia en el sistema escolar corresponde a una enseñanza que
orienta a sus fines hacia la información integral de las personas. Esto implica
que, como hemos visto, el saber y el saber hacer, se añaden a otros dos que son
el saber ser y el saber convivir. En consecuencia la introducción en la
enseñanza de las competencias es el resultado de la necesidad de utilizar un
concepto que dé repuesta a las necesidades reales de intervención de la persona
en todos los ámbitos de la vida.
Un
ejemplo es utilizar el nivel de competencia lingüística que tienen los
habitantes de distintos países. Siendo las habilidades lingüísticas las mismas
en cualquier idioma: escuchar, leer, escribir y hablar, l importancia que se
atribuye al conocimiento de las habilidades lingüísticas son muy distintas
entre las lenguas de la raíz latina y del
inglés.
El
paso previo para dar respuesta a la pregunta de qué competencias deben enseñar
está estrechamente relacionado con la necesidad de definir y llegar a un
consenso sobre cuál debe ser la finalidad de la educación.
Si
analizamos las posibilidades actuales de la escuela, veremos que la realidad
nos viene a confirmar que ésta no ha sido pensada para llevar a cabo la
formación integral de la persona, es decir, capacitarla para dar respuesta a
los problemas cotidianos que se le presentaran a lo largo de la vida. En el
momento en que la sociedad cree que debe ser responsabilidad de la administración
intervenir para que los ciudadanos sean formado en todas sus capacidades y no
solo en los ámbitos tradicionalmente académicos, la decisión que hay que tomar
consiste en identificar y suministrar los medios oportunos para conseguirlo.
Esto representa plantearse si debe constituirse una nueva estructura
organizativa que desarrolle estos nuevos fines, o aprovechar y redefinir alguna
instancia existente, es decir, crear un nuevo sistema o utilizar la escuela
actual.
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